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¡SE ACEPTAN APUESTAS! En una hipotética competición: ¿QUIEN GANARíA: LA SAGRADA FAMÍLIA DE BARCELONA O NOTRE DAME DE PARIS? Dejando de lado que no existe ninguna competición sobre quien llevará a fin las obras primero sinceramente y aunque puedan tildarme de poco patriótica creo que ganará Notre Dame de París; y eso que dicen que reconstruir siempre es más difícil que construir, pero la Sagrada Familia de Gaudí es una obra de retraso en retraso y siempre hay otras cosas más necesarias que hacer o padecer. Además ahora con la pandemia y las necesidades sociales es casi un pecado invertir fondos en seguir levantando la obra de Gaudí. En cambio los franceses parecen haber comprado “bula” y para ellos gastar dinero en levantar un monumento no es pecado. Claro que las dos obras son religiosas y no deberían tener problemas de prejuicio, además si miramos la cartera son inversión turística. Ya que estas obras atraen multitud de turistas al cabo del año. Y por supuesto la arquitectura no sabe de enfermedades globales infecciosas. Pronto hará dos años del poco menos que atentado a Notre Dame El fuego devoró las centenares de toneladas del entramado de vigas que sostenía el tejado de la catedral de París. Era madera de roble de la edad media, densa y seca, idónea para la combustión. Y por ello ardió fácilmente. Una gigantesca hoguera consumió ocho siglos de historia. Y después las llamas derrumbaron el techo y toda Francia y algunos más sintieron que perdían algo más que una catedral. Perdían un símbolo iconoclasta sobre el sentido patriótico. El techo que ardió era “el bosque de Notre Dame”. En su tiempo los leñadores habían talado centenares de árboles valiéndose solo de la fuerza física. No existían las sierras mecánicas. En el siglo XXI, el bosque natural sigue siendo el recurso para reconstruir la joya gótica, aunque los hombres se valen ahora de las máquinas y de la tecnología para realizar la pesada tarea y ha perdido toda su variante romántica. La semana pasada se celebró en Bercé (Sarthe Francia) la selección de los primeros ocho robles centenarios que serán talados y cuya madera se empleará para levantar un nuevo techo. Para hacerlo se necesitarán un millar de árboles de varias regiones. Al respecto ni que decir tiene que poco se puede decir… árboles de 150 a 200 años sacrificados para construir la estructura de soporte de la catedral, como las bellas vírgenes eran regaladas para purificación del mal en época de salvación. Pero con la diferencia que ahora no hay que purificar nada y siempre se podrían usar árboles más jóvenes, ya que el sustitutivo de usar materiales más ligeros y resistentes lleva implícito un desgaste energético que a lo mejor el planeta no dispone –véase el recurso del petróleo que es efímero-. Y para elegir los árboles más adecuados se ha recurrido a la tecnología punta. Han usado drones que sobrevolaban los bosques y tenían en cuenta el grosor del tronco y la curvatura. No querría haber sido quien eligiera qué árbol si y qué árbol no. Y esta obra tiene fecha de finalización así que toca correr. Porque Macron prometió que la catedral estaría reparada para los JJOO de París de 2024 aunque no sabía que el mundo entero en forma de COVID le llevaría la contraria. Además según la Oficina Nacional de los Bosques (ONF), los robles talados para rehacer Notre Dame el 0,1% de toda la madera de roble talada en un año y destinada a la construcción o a la industria del mueble. Además, la masa de robles aumenta. Crece en 3 millones de metros cúbicos al año, mientras que se cortan 2 millones. Los franceses saben lo que hacen a pesar de los ecologistas. Francia es un país orgulloso y eficiente en cuanto a su gobierno estamental. Ya ese país supo dotarse en 1669, en la época del Rey Sol, de una ordenanza de su ministro de Finanzas, Jean-Baptiste Colbert, sobre la explotación de los bosques y del agua. Este decreto ha permitido una gestión forestal capaz de preservar muchos robles centenarios, los llamados “bosques catedrales”. El objetivo originario era disponer de madera para construir buques para la Armada. Ahora sirven para perpetuar tesoros de su patrimonio arquitectónico. Y por tanto crear sentimiento de unidad y patria. Algo que tal vez y solo digo tal vez no tenemos en Barcelona en el caso de la Sagrada Familia cuya primera piedra se colocó el 19 de marzo de 1882 y se trataría como un templo expiatorio financiado con las limosnas de los fieles y las entradas de las visitas, que por cierto ahora no hay por el tema de la pandemia y ¡claro! eso aún retrasará más aún las obras. Y el símbolo de la ciudad condal tardará un poco más en levantarse y convertirse en la Iglesia más alta de Europa. Silvia Tolosa López 10/03/2021“Impresiones”



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