¡Mis Artículos ¡Si que importa!

"Entró en la gestoría con seguridad, pisando fuerte, con la voz sonriente porque la sonrisa la tapaba la mascarilla FFP2. Era la seguridad fingida de quien busca empleo y tiene una entrevista. Fingida porque realmente la seguridad titubea cuando no tienes la seguridad de un empleo aunque sea temporal. La primera entrevista en meses. Difícil encontrar trabajo en pandemia pero ella lo intentaba. - Buenos días por favor el Sr. Manuel N... tengo una entrevista con él -dijo rápido- - ¿Que nombre por favor? -le preguntaron sin mirarla- Y le dijo su nombre cuando lo comprobaron y lo descubrieron en una enorme lista le pidieron que esperara en una minúscula sala de espera. Y realmente tuvo que esperar. En tardaron mucho en venir a buscarla. Y al principio no se sentó; pero después de 15 minutos se sentó en una pobre y sobria silla de plástico de esas del Ikea. Era de color negro o gris oscuro. Estaba nerviosa aunque lo disimulaba. La sala hubiera sido elegante si no fueran esas sillas. ¡Lástima!. Después de 25 minutos de espera empezó la entrevista. Un hombre de unos sesenta años con mal talante y poca paciencia. Lo agradeció. Le agotaba la melodía de las jovencitas y jovencitos recién salidos de la Universidad que saben mucho de técnicas de selección y muy poco de la vida de las personas. Tampoco les importa lo mucho que supone una mala selección de personal. No son conscientes de su responsabilidad con apenas veinte pocos años. Es aquello del movimiento de las alas de una mariposa y que crea mareas en la otra parte del mundo... Supongo que es el egoísmo del ser humano... creo que lo llaman autoestima ahora. Todo el mundo lo hace y hasta los que se creen mejores personas lo practican así que ella debe ser el bicho raro que no lo ve como una opción. Y por eso todo le iba mal. Le hizo las preguntas de rigor. Estudios, experiencia,... le explico el horario; le dijo que tenía buen CV y después que se la formaría en lo que se necesitaba. Se lo puso todo color de "te damos el empleo". Todo fluyó muy bien hasta llegar a la pregunta fatídica. -Si no le importa ¿puede decirme su edad? -le preguntó moviendo la mano como quien no dice gran cosa y que no importa- A ella se le rompió el corazón; sabía lo que eso significaba. Era la prueba inequívoca de que la edad sí que importa. Era curioso que para hacer un empleo de ese talante no se requería alguien joven pero que lo preferían estaba claro. Y de nada sirven las palabras de políticos, instituciones y leyes sobre que no pueden ni deben preguntarte según que preguntas en una entrevista de trabajo, que si te preguntan tu edad es que te están descartando. Y ella conocía su sentencia cuando contestó a la pregunta. Porque contestó a sabiendas de que estaba en su derecho de no decirlo. Pero necesitaba el empleo y pensaba pasar por el tubo porque sino no se lo darían. Y la verdad es que al final no se lo dieron". (Fragmento de "Historia de lo Mío" de Sílvia Tolosa)


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