Mis Artículos Por Silvia Tolosa López ¡SUSTO EN EL SUPERMERCADO!
Mis
Artículos
Por Silvia Tolosa
López
01 de septiembre 2021
¡SUSTO EN EL SUPERMERCADO!
¡Que
susto!... Permítanme que comparta lo que me ha pasado. Como todas las semanas ayer fui a mi ‘super’
de confianza a comprar lo que necesitaba. No es un supermercado caro tampoco barato.
Entra dentro de los estándares de relación precio calidad normal para la
población donde resido.
Como
decía dicho supermercado me sorprendió y no gratamente ya que pude comprobar
por ejemplo que la botella de 3 litros de aceite de oliva que siempre compro a
11,95 € ha subido a 15,95 € de repente. Así sin más. No parece mucho pero para
quien sigue cobrando el mismo sueldo mil eurista o a lo mejor no tiene ingresos
es una auténtica barbaridad. Por supuesto no entro en marcas, calidades u otras
cuestiones. Solo quiero hacer patente que el aceite de oliva ha subido en ese ‘súper’
4 euros. Y dejo a mi intimidad el si valoro o no comprar esa botella de aceite.
Pero
cuál es mi sorpresa cuando compruebo con estupor en mi lista de la compra la
tremenda subida que siguen sufriendo todos los alimentos necesarios para una
correcta alimentación. Y de este modo el Índice de Precios de Consumo (IPC) refleja a título de ejemplo como
los huevos, la carne de ave, pescados frescos y la fruta han elevado sus costes
desde el mes de abril. Y es que los pescados subieron un 2,7% en abril y hoy
son un 10,5% más caro que hace justo un año. También ha sucedido esto con la
fruta, cuyo precio aumentó un 1,6% durante el último mes y que con relación al
año pasado ha incrementado su coste un 12,8 %. A título curioso podemos señalar
que el encarecimiento de las manzanas y
las piñas por ejemplo supera en proporción a los productos de joyería, que en
los últimos 12 meses han registrado una subida del 12,2% propulsados por el
aumento de la cotización del oro como valor refugio en época de turbulencias en
los mercados financieros.
Según
el Instituto
Nacional de Estadistica
los cinco alimentos donde se han registrado las mayores subidas son: los
aceites comestibles que han subido un total de 24,5 % -el aceite de oliva un
7,5%-; los refrescos con una subida de 11%; la fruta un 6,9%; las patatas con
un 5,7%; las legumbres y las hortalizas con una subida del 5,7%. Pero también
han subido el transporte con un 6% y los consumos relacionados con la vivienda
y el gas y otros combustibles.
¿Y
eso a qué es debido? No soy una experta pero sí que como madre de familia y
observadora de la realidad que nos rodea puedo asegurar que la subida del
combustible y del precio de la energía en especial la electricidad a disparado
la inflación en España la cual ha provocado una cruel y despiadada subida de
precios generalizada.
Todas
las personas que realizan la compra de sus hogares hace tiempo que observan
este incremento en los precios pero no de forma tan seguida y despiadada. Y la
pandemia tiene mucho que ver porque desde que la padecemos esto es un no parar.
Dicen los expertos que la tasa de inflación en la eurozona pasó del 2,2 % en
julio al 3% en agosto y falta septiembre todavía que suele ser un mes que a los
padres y madres nos hace temblar.
De todos modos el Fondo Monetario Internacional es optimista y estima que la inflación vuelva en el 2022 a los
niveles pre pandémicos y que el actual nivel de inflación es reversible y
transitorio. Pero esto es hipotético porque la incertidumbre a nivel mundial es
agónica e inevitable. Tal vez los bancos centrales internacionales deberían
tomar medidas al respecto, si el aumento de precios continúa siendo más persistente
de lo previsto. La cual cosa parece obvia si tomamos como ejemplo las
constantes subidas del precio de la luz eléctrica en España. Y por ello el
Consejo de Gobierno del BCE se reunirá en breve en septiembre para revisar su política. Pero
mientras no se toman decisiones sobre cómo resolver la situación ésta apremia
porque son innumerables las familias que ven peligrar entre otras cuestiones el
tener calefacción el invierno que viene por ejemplo ya que hoy ya empiezan a no
poder pagar la electricidad que requiere un hogar medio para subsistir. Y ya
están sufriendo la subida desde hace más de un mes. Y no hablemos de los pequeños
negocios que sufrieron las restricciones necesarias del confinamiento y ahora
se ven arrollados por las subidas de precio de todos los servicios.
Parece ser evidente que la subida
de la factura de la luz afecta implacable al precio de la cesta de la compra. Y
es que el 45% de los españoles ha sufrido una pérdida en sus ingresos. Pero
dependiendo la zona de España en la que vivamos lo vamos a notar aún más.
Actualmente Melilla con un 2,6%, Galicia con un 2,3% y Cantabria con un 2,1%
son las comunidades en las que la cesta de la compra más se encareció.
Christian Bormans, Andrea Pescatori
y Ervin Prifti, economistas del FMI, han publicado una nota en la que analizan qué está
pasando actualmente con los alimentos y lanzan sus propias previsiones para los
precios y su evolución donde señalan que: "Aunque los precios
de los alimentos se han moderado recientemente, esto podría cambiar en los
próximos meses. Y dicho cambio
se sumaría a los altos precios que los consumidores ya han vivido". Dicha predicción se está cumpliendo
como una auténtica condena en vida para las familias en especial las más
humildes.
El FMI cita hasta cuatro factores para explicar el auge del precio de los alimentos a nivel global. En primer lugar tenemos como factor el que la inflación en los alimentos ya existía antes de la pandemia. Recordemos a modo de ejemplo que durante el verano de 2018 China se vio afectada por un brote de peste porcina africana que acabó con el 50% de los cerdos del mundo. Esto hizo que los precios de la carne de cerdo alcanzaran máximos históricos durante el 2019 en muchas partes del mundo.
Otro factor a tener en cuenta según el FMI fueron los primeros
confinamientos e interrupciones en la cadena de suministro que provocaron un
aumento en los precios de los alimentos para el consumidor. Al comienzo de la
pandemia, las interrupciones de la cadena de suministro de alimentos, el cambio
de hábitos de las familias y la acumulación de existencias de los consumidores
o acaparación de productos en los hogares, provocaron una subida en los precios
de los alimentos al consumidor en muchos países.
También es un factor indiscutible los costes de envío y transporte que
se han disparado con las tarifas de flete marítimo que podemos observar en las
medidas del Baltic Dry Index (medida de costes de
envío a nivel internacional que mide el coste medio del transporte de las
principales materias primas por vía marítima y que para su cálculo utiliza 23
rutas de transporte y diferentes tipo de tonelaje – Baltic Exchange-). Además se ha incrementado el gasto de combustible y por ejemplo el
precio de los chips semiconductores de camiones y otros vehículos lo que
provoca lógicamente un aumento en el coste de los servicios de transporte por
carretera que se ve reflejado en la inflación de los alimentos para el
consumidor.
El último factor que menciona el FMI es que los precios de los
productores de alimentos a nivel mundial tocan máximos. Desde abril del 2020
los precios internacionales de los alimentos según los productores han
aumentado un 47% por la demanda de alimento y de biocombustibles.
Pero la subida de precios también se vislumbra por el cambio climático.
Y es que a las graves consecuencias que provocan los desastres naturales
debidos al cambio climático hay que añadir una consecuencia que advierten los
economistas. Y es que los productos alimentarios están sufriendo aumentos de
precios a nivel mundial nunca vistos hasta ahora y que se irán agravando a lo
largo de los próximos años si no cambia la situación. Y la mejor forma de
realizar el cambio es con una educación esmerada y cuidada donde se informen a
niños, jóvenes y adultos sobre dicha situación y la posibilidad de revertir esa
situación desastrosa.
Y es que tanto la sequía, lluvias torrenciales, huracanes o incendios
forestales debidos al calentamiento global tienen consecuencias en la
agricultura de muchos países. Según la FAO (Organización para la
Alimentación de Naciones Unidas) las subidas de precios de los productos
alimentarios se han disparado como nunca e irán según pronósticos a peor.
Tiene sentido, ya que
tanto la sequía severa como las lluvias torrenciales y las consecuentes
inundaciones, huracanes o incendios forestales, debidos al calentamiento global, están causando estragos en la agricultura de muchos
países. Según datos de la FAO (Organización de
las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), las subidas de
precios de los productos alimentarios se han disparado como nunca, y según
todos los indicios, irán a peor. Se trata del incremento más elevado en un año
desde septiembre de 2011.
De todas formas es cierto
que contabilizar cuánto cuestan las lluvias y sequias y sus pérdidas económicas
por el cambio climático no es sencillo porque no se distingue entre fenómenos
naturales que se hubieran dado o fenómenos debidos a la nueva situación
climática. La aseguradora Swis Re la más grande del mundo, ha establecido que los fenómenos
causados por los cambios en el clima han ocasionado pérdidas por valor
de 40.000 millones de dólares solo en la primera mitad de este año. Es la segunda
cifra más elevada que se ha contabilizado nunca.
Actualmente acabamos de sufrir un récord no olímpico como es el de
terminar agosto como el mes más caro de la historia. El precio de la luz
eléctrica ha alcanzado el récord de 132,47 € MWh en el mes de agosto. Y es que
de un mes a otro, el precio de la luz se ha encarecido un 15%. Y sigue la
espiral alcista del precio de la energía eléctrica que muchos investigadores
solucionarían con un cambio desde el Gobierno al que consideran responsable de
no tomar las medidas urgentes y necesarias para por ejemplo crear la solución
con una empresa pública energética tal y como piden algunas fuerzas políticas y
abaratar la factura de la luz al limitar el precio de la energía nuclear e
hidroeléctrica mediante decreto ley.
Como primeras medidas el Gobierno en junio aprobó un Real Decreto-Ley
por urgencia para reducir los impuestos que se aplican al suministro de energía
eléctrica y, con ello, la factura de la luz de los hogares, autónomos, pymes y
empresas donde se rebaja el IVA de la luz del 21% al 10% hasta finales de este
año para todos los consumidores con potencia contratada hasta 10 kilovatios
(kW) siempre que el precio medio mensual del mercado mayorista de la
electricidad esté por encima de los 45 euros por kWh; y la suspensión del
impuesto del 7% a la generación eléctrica durante 3 meses. Medidas todas estas
insuficientes porque la factura de la luz de un usuario medio en agosto será
“la más cara de la historia” según datos de Facua-Consumidores
en Acción.
Las nuevas tarifas suponen que el precio de la electricidad en España
hoy está fijado por unos tramos horarios que marcan el precio por kwh. La nueva
discriminación horaria incentiva que los usuarios espacien su consumo a las
horas con menos demanda para mejorar la eficiencia de la red eléctrica. Y el
coste de la luz dependerá del momento u horario en que se use. El momento más
barato para usar la luz será de 00:00 a 08:00 de lunes a viernes y las 24 horas
durante el fin de semana y los festivos nacionales. Y las horas más caras de
luz serán períodos punta de 10:00 a 14:00 h y de 18:00 a 22:00. Y debemos ser
muy estrictos con nuestro consumo para abaratar costes. Y de este modo debemos
aprender que la clave del ahorro energético es concentrar el consumo en las
horas más baratas.
Pero ¿Por qué sube exactamente el precio de la luz? Sabemos que el
precio de la electricidad se fija en el mercado de la luz mediante una subasta
diaria en la que productores y comercializadoras fijan el precio de la luz. Y
¿de qué depende el precio en el mercado? Principalmente de la interacción entre
la oferta y la demanda de los productores y las comercializadoras que compran
la luz. Durante las últimas semanas, el calor disparó la demanda de luz y para
atenderla se recurrió a fuentes de energía con costes variables mayores como
los ciclos combinados de gas o el carbón. El precio en el mercado de la luz es
más alto porque es imposible abastecer la demanda con fuentes más baratas como
la nuclear o las renovables.
El uso de las renovables hace tiempo que es una solución para algunas
zonas geográficas. Como ejemplo tenemos a Ballesteros
de Calatrava una población de Ciudad Real de unos 400 habitantes que se ha
convertido en la primera experiencia española de comunidad rural que se
independiza de las eléctricas generando su propia energía y ahorrándose así
buena parte de la factura final. Para ello los vecinos se unieron en la
creación de energía local creando la primera «comercializadora rural de energías renovables». También se unen a este
tipo de iniciativas el pueblo de Calamocha en Teruel. Son
iniciativas que se llevan a cabo a través de los alcaldes y sus ciudadanos que
buscan soluciones a la subida de precio de la electricidad.
También hay una población que se “niega” a pagar la insostenible subida
de precios como hace el pueblo de Batres en Madrid que suspende
los pagos a las eléctricas hasta que baje el precio. Y como por ley no se puede
‘cortar’ la luz para los servicios esenciales del consistorio, el ayuntamiento
hace su particular lucha de proscrito o rebeldía insumisa para conseguir
revertir la actual situación de subida de precios como ‘grito’ de alarma que pide cambiar las normas del juego tras una
situación muy complicada. El alcalde de Batres asume personalmente la decisión
de ‘impago’ y anima a otros consistorios independientes sobre todo a unirse a
esa iniciativa. Aunque esa medida es desesperada no es la mejor para solucionar el problema. Ya que no parece una medida razonable, ni ética.
Cambiando de tercio señalar que la subida del valor del gas natural en
Europa tampoco ayuda y es otra de las razones que explican por qué no para de
subir la luz en España porque España está comprando gas a otros países como
Alemania o Francia, y las reservas de gas de Europa están en déficit y esto
dispara su precio. Asimismo los precios del mercado de emisiones están por los
aires y en los últimos seis meses el precio de los derechos de emisión se han
duplicado. Esta situación afecta a todos los países de Europa produciendo una
subida notable del recibo de la luz. Todo ello apuesta por apostar por las
energías renovables para bajar el coste de la luz. Ya que su coste de producción
es menor y su incremento en España permitiría dejar de depender de
importaciones del exterior y fuentes de energía más contaminantes y con costes
mayores.
En la última semana de
las vacaciones de verano en agosto de 2021 en España se han dado los récords
históricos más dramáticos del precio de la luz eléctrica porque no olvidemos
que nos encontramos en plena pandemia y la crisis económica que conlleva. En agosto
entre las 20 y las 22 horas los consumidores españoles han llegado a pagar más
de 100 euros por cada megavatio de electricidad que consumían según el Operador
del Mercado Ibérico de la Electricidad (OMIE). Y el precio medio de la luz en el
mercado mayorista sigue subiendo (en septiembre España llegó a los 140,23€/MWh
como precio medio)
Y el precio medio de la luz en el mercado mayorista seguirá subiendo.
Como dicen los expertos eso está suponiendo un sobrecoste del 188% respecto al
precio que los más de 10 millones de consumidores con tarifa regulada (PVCP)
pagaron hace un año. Y todo apunta según expertos como Xavier Sala economista
de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) a que los mercados futuros seguirán
la tendencia alcista en lo que queda de año.
“Los
mercados futuros apuntan que la escalada va a seguir en los próximos meses y en
lo que queda de año”, advierte Xavier Sala, economista de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Ante esta situación de aumento del coste de la luz solo cabe tomar una
serie de medidas que nos ayuden a no pagar una factura de luz muy alta. La solución
más obvia es adaptar nuestros hábitos a los nuevos tramos horarios y trasladar
el consumo eléctrico a las horas más baratas. Otra medida es aprovechar los dos
tramos de potencia para subir la potencia contratada en las horas más bajas
(horas valle) para poder consumir más cuando su precio es más bajo. Con las
nuevas tarifas se puede hacer hasta dos cambios de potencia de manera gratuita
hasta el 31 de mayo de 2022 de acuerdo a la disposición publicada en el BOE «BOE núm. 70, de 23 de marzo
de 2021».
También ayuda el conocer qué electrodomésticos consumen más y
utilizarlos en la medida de lo posible en las horas más baratas; instalar luces
LED y/o evitar el consumo fantasma o en ‘stand
bye’ y así ahorrar hasta un 20% de la luz. Y por supuesto solo comprar
electrodomésticos que tengan ahorro energético. Pero ello no va a ser, ni es suficiente.
Por ello la organización de consumidores Facua-Consumidores
en Acción
pide al Gobierno que emprenda medidas para poner freno a la ‘especulación’ en
la fijación de las tarifas eléctricas que provoca una fuerte indefensión a los
consumidores de energía eléctrica. Y de este modo tanto oposición y
consumidores reclaman al Gobierno una intervención inmediata porque las subidas
de agosto han dejado sin efecto las medidas del Ejecutivo como son la bajada
del IVA del 21% al 10%, o rebaja del 7% del impuesto de generación eléctrica
vigente hasta fin de año.
Tampoco ha sido efectiva la entrada en vigor en junio del nuevo
sistema tarifario con tramos horarios que pretendía cambiar los hábitos de los
consumidores para rebajar el gasto pero que realmente no rebaja la factura.
Porque ¿Quién pone la lavadora a las 00:00 o usa el horno a esa hora?
Y se requieren medidas más extremas sobre todo por parte de las autoridades gubernamentales para ayudar a los usuarios sobre todo a los más vulnerables que no podrán afrontar el pago de la luz en los próximos meses. Usuarios que entienden que los motivos por los que sube la luz son muchos y complicados y destaca el incremento de los precios de emisión de CO2 y la escalada del coste del gas. Ambos repercuten en las energías que el sistema necesita para asegurar la estabilidad del suministro de luz cuando hay un incremento de demanda que no se cubren con energías renovables. Y en España la cobertura a las renovables se consigue principalmente con gas, y últimamente y por motivos geopolíticos de tensiones inconfesables entre Rusia o Argelia el precio solo sube y sube. Y lo que está claro es que el sistema requiere un cambio en el modelo energético para evitar que sea el ciudadano quien pague la apuesta ecológica en la que está involucrada Europa. Para ello hay que pedir a quien tenga suficiente formación y capacidad de gestión que mueva ficha y ‘cambie’ nuestro actual modelo energético que es obsoleto por llamarlo de alguna forma.
Y debemos formar a nuestros niños y jóvenes para que el día de mañana no volvamos a sufrir una situación tan injusta de indefensión económica. Y ya hay escuelas valientes que se dedican de forma autónoma e independiente a enseñar a los 'adultos del futuro' a entender por ejemplo la factura de la luz y a entender las ‘subastas’ y el sistema energético actual etc. Y así tener mentes preparadas para no volver a caer en el futuro en ‘errores’ como el que se está viviendo en la actualidad y sobre todo buscar soluciones a lo que no funciona.
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